miércoles, noviembre 29, 2006

Arbolitos de Navidad

Todavía me cuesta creer que en dos días empieza Diciembre... y me siento demasiado vieja si arranco con la historia de cuán rápido se pasó el año, así que ni pienso.
Nunca he sido fanática de las fiestas de este mes así que a esta altura sólo me gustan los feriados, el calor y los regalos. Eso sí, siempre me ha gustado armar el arbolito.
Ayer armaron el de la oficina -un poco temprano- y quedó bastante lindo, al menos en comparación con el del año pasado que daba lástima de mirar: un torcido tronco largo y finito con alguna que otra rama flaca que apuntaba para cualquier lado, lleno de bolas gigaaaantes -demasiado para el tamaño del árbol-. No tiene luces, porque a S que fue la idea de armarlo no le gustan, y ninguno de nosotros tiene el mínimo de energía para promover la iluminación del artefacto.
A mí siempre me gustaron los árboles grandes, aunque nunca tuve uno que me sobrepasara en altura. El año pasado cuando me fui a vivir sola decidí que no iba a comprar árbol nuevo, no estaba muy motivada con la idea de estar sola y me parecía ridículo armar uno vara ser visto por mí. Sin embargo H me dio una sorpresa y me lo regaló. Chiquitito, pero adorable. Es de esos que traen los adornitos pegados, todos rojos con un moñote en la punta. Le puse luces y lo lucí hasta enero, me gustó tanto que me dio pena tener que guardarlo después de Reyes.
Pero el que más me gusta es el de casa de mamá (o mi verdadera casa). Mucho más grande que el mío, claro, me lo regaló mi abuela poquito antes de morir. Le compramos bolas doradas de todos los tamaños, y más adelante le agregué angelitos del mismo color y moños rojos, lo iluminé con luces blancas fijas y un moño grande dorado en la punta.
Me encanta llegar a la casa de mamá y ver a través del vidrio de la puerta de entrada el árbol iluminado. Debe ser porque me acuerdo de cuando todavía vivíamos juntos, de cuando eramos muchos y las fiestas sí eran lindas.
Las últimas fiestas lindas que pasé fueron hace unos tres años. Eramos sólo mamá, el abuelo y yo. H todavía ni existía en mi vida, a él lo iba a conocer recién el 24 de diciembre del siguiente año. Pasamos los tres tan lindo que recuerdo haber pensado que iba a pasar mucho tiempo para que esa sensación se repitiera.. y era cierto.
No sé cómo van a ser estas que vienen. Prometo planificarlas con tiempo, no como siempre que termino comprando todo a último momento, jiji... mientras, espero que llegue el 8 para armar mi arbolito.

*Siempre pienso en vos cuando llegan las 12. Tu abrazo fue el mejor regalo, todavía puedo sentirlo.