miércoles, abril 11, 2007

La Partida Compartida

Obviamente llegó el día tan temido... sin darme cuenta, como conté en el post anterior.
Y para mi sorpresa fue todo lo contrario a lo que esperaba. Tuve la más hermosa despedida (no adiós, sino hasta pronto), sin dramas, sin llanto. Con mucho beso, mucho abrazo. Y pude saludar con una sonrisa. Y no me sentí mal, me llené de expectativas lindas, de ansias de regreso.
Llegué a casa y me quebré. Sí, porque fue duro ese primer golpe de entrar y estar sola de nuevo, conmigo misma, que a veces no es tan fácil. Pero pronto se secaron las lágrimas y empecé a sentir una extraña alegría.
Y eso nunca puede ser malo.
Tengo ese hermoso sentimiento de que todo va a estar bien. De que las cosas pasan por algo y esto también.
No voy a dejar que esa sensación desaparezca.
Te amo bebe, y te extraño. Pero estás conmigo.