lunes, enero 29, 2007

Cabezas Alteradas


Sábado al mediodía, fui a almorzar a la casa de mi viejo, como casi siempre.
Después de la comida, se acerca mi abuela y pone discretamente en mi mano lo que al tacto pude distinguir inmediatamente como dinero y me dice bajito: "tomá mi amor, para que vayas a la peluquería".
Chan!
No sé qué me shockeó más, que piense que no tengo guita para la pelu, o que me vea tan hecha mierda como para necesitar un extreme makeover... sólo sé que no pude emitir ni un sonido.

Y pensar que yo creía que estaba espléndida con mis pelos largos!!
Bue, un regalito en efectivo siempre viene bien. Me parece que voy a ir greñuda más seguido.